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Pablo Parellada aboga por la vigencia literaria de la autobiograf a. No es un g nero f cil, puesto que el autor debe forzar la apertura de su coraz n y de su mente frente al lector. La obra de Parellada cultiva una narraci n desde la honradez y la sencillez, y rezuma ansiedad por transmitir algunas verdades en las que su vida est enraizada. A partir del a o 1976, la sociedad espa ola inici un proceso de transformaci n que ya ven a construy ndose desde los a os sesenta. El fin de la tiran a permiti que las minor as reclamasen su espacio en la vida del pa s. En el caso de los homosexuales, el camino no fue f cil. Las leyes franquistas, como sucede todav a en m s de setenta pa ses del mundo, castigaban con sa a la homosexualidad. Cuando Pablo Parellada conoci a Terenci Moix, los chistes de mariquitas eran una fuente de hilaridad aceptada y repetida hasta el hartazgo; y algunas familias burguesas, como la suya, se avergonzaban, con t rminos m s o menos expl citos, de sus hijos, nietos, sobrinos y primos poco dados a la heterosexualidad. Parellada describe sus enfrentamientos y sus valientes combates por reivindicar el papel social de los que no se identifican con los roles mayoritarios establecidos desde hace tantos y tantos siglos. Rodr guez Zapatero impuls una reforma del C digo Civil que solo se consigui con empe os y denuedos como los del autor del libro que aqu se glosa. En realidad, y pese a quien pese, Parellada ha sido un adelantado a su tiempo, un heterodoxo espa ol como los que protagonizan la inigualable obra de Marcelino Men ndez y Pelayo. Cuando mentes privilegiadas del periodismo y de las letras hisp nicas fomentaban con sus disparates el consumo de tabaco sin cortapisas, el joven Parellada ya entendi que la salud de todos no pod a someterse a la ponzo a derramada por unos pocos. Cuando la Comunidad de Madrid organizaba premios para conced rselos a s misma, Parellada llev aquella verg enza al Defensor del Pueblo y consigui que este apoyara sus postulados. Cuando un grupo empresarial de primera l nea todav a no hab a entendido que la heterosexualidad no agota las orientaciones sexuales, Pablo Parellada no duda en complicarse la vida para exigir respeto a la ley. Las p ginas de Parellada cumplen con el pacto que forma parte de cualquier autobiograf a digna de tal nombre. El autor se dirige al lector para contar algo verdadero, para narrar su verdad, dejando que cada cual obtenga sus conclusiones. Leyendo los comportamientos y las posiciones ticas de los personajes que se citan en la narraci n de Parellada, muchos j venes pensar n que algunos episodios son una interpretaci n exagerada de hechos que en realidad fueron mucho m s moderados. Cuando una sociedad avanza, mejora y progresa, las gentes de bien tienen una sensaci n de perpetuidad, parece que aquello viene de siempre y ser para siempre. Oscar Wilde sufri prisi n y hasta trabajos forzados por su homosexualidad. Hab a salidas f ciles y eficaces para evitar la pena, pero l no se rindi , no sali discretamente del Reino Unido para evitar la aplicaci n de un castigo cargado de odio y sinraz n. l sab a que su sacrificio, transcurrido el tiempo, germinar a como el grano de centeno bien regado y abonado. Parellada, afortunadamente, no ha sufrido una c rcel injusta, pero ha conocido el sinsabor del desprecio y la discriminaci n, y no solo por desvelar su homosexualidad sino desde mucho antes, por manifestar un sentido cr tico desde una personalidad especial con unas capacidades intelectuales bastante alejadas de la media. Ante el abuso, ha rechazado la comodidad que otorga el anonimato y ha actuado con los mejores resortes de lo viril, dando un ejemplo de lucha para que la raz n y la libertad acaben triunfando alg n d a. Esta cuidad sima tercera edici n de la obra, con un centenar de fotograf as, se presenta en tres versiones distintas: impresa a todo c

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9781794692718

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