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Esta es la historia de Vera y Aurelio. De como Aurelio esper� a que pasasen los a�os. De como Vera creci� para descubrir qui�n era Aurelio en su vida. Y de como una noche se encontraron para despu�s perderse. En una Tierra dominada por los vampiros, la guerra contin�a y unos tendr�n que sacrificarse para lograr que aquellos a los que aman puedan seguir adelante. Este es un libro sobre segundas oportunidades, vampiros apasionados y mujeres fuertes. Aurelio la mir� fijamente, sus ojos negros brillaban como si fueran dos enormes antorchas. Vera se qued� congelada incapaz de dar un solo paso. S�, ya no era solo su amigo, su confidente, su compa�ero de juegos. Aurelio lo era todo y ella ansiaba serlo todo tambi�n para �l. �Estar�a all� solo por obligaci�n? �La seguir�a considerando una ni�a? �La rechazar�a? �Podr�a vivir sin �l? En su cuello not� como la br�jula se calentaba ligeramente. Era lo que ocurr�a cada vez que lo ten�a cerca... La notaba caliente sobre la piel de igual forma que percib�a como la presencia de Aurelio calentaba su coraz�n. No tuvo falta de avanzar. Aurelio, en un par de pasos, estuvo a su lado y... sin pensarlo, Vera estir� los brazos tratando de alcanzarlo. No necesit� esforzase. El enorme guerrero se agach� para tomar su cintura y Vera, al fin, pudo rodear su cuello con sus brazos. Un instante despu�s Aurelio la hab�a levantado del suelo y con sus rostros uno junto al otro pronunci� las palabras que hab�a guardado celosamente en su coraz�n durante todo aquel largo a�o. -No vuelvas a alejarte de m� nunca m�s. -Peque�a... Nada ni nadie podr� alejarme de ti. En ese instante Vera supo con absoluta seguridad que iba a besarlo... Que iba a atarlo a su lado de cualquier forma posible... Y que la fiesta, los invitados, los regalos y todos los preparativos que cuidadosamente hab�a organizado su hermana, sinti�ndolo mucho, carec�an para ella de importancia. Lo �nico que quer�a, lo �nico que ansiaba, lo �nico que atesorar�a de su d�cimo octavo cumplea�os era el gigante de cabello y ojos negros que hab�a tomado sus labios para devorarlos. En el jard�n se hizo un repentino silencio. Tito y Cneo sonrieron mientras tomaban a Marcia por la cintura. Hestia y B�rax se miraron complacidos. A su lado el Dux besaba a su Vitadantis y Galla miraba a Aulo tratando de llamar su atenci�n mientras. -Pues... me parece que ya se ha acabado la fiesta. -Licinia fue la �nica que se atrevi� a decir en voz alta lo que todos estaban pensando.

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9798323692408

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